lunes, 13 de septiembre de 2010

Adiós a Beetowen, El saltarin.


No quiero llorar ni ponerme triste porque ya no esta conmigo, sino que, quiero recordarlo atravez de estas lineas los gratos momentos que compartimos juntos, y es que, a pesar que no hablaba castellano, era pequeño,  caminaba en 4 patas, y casi nunca hacia caso cuando yo lo llamaba, fue siempre mi fiel compañero de estos 5 años, y es que verlo partir fue tan duro, que destrozo mi corazón, esa noche no pude dormir bien, y si dormí fue porque estuve cansado por haber hecho un pequeño hueco en mi jardín, dormí porque me canse de llorar  como un niño, llore porque supe que ya no estaría saltando a mi lado.

Cuando llego a mi casa, era una rata, blanca y pequeña, que siempre estaba atraz de uno, casi siempre se ganaba un pisotón, pues siempre estaba atraz y atraz de uno, ya desde chico tenia el detalle curioso de querer verlo todo, de estar ahí, en el lugar que uno este, mirando lo que uno mira. Pero ser mirón era su principal habilidad, no, tenia otra habilidad, la de saltar, era un profesional saltando, solamente saltaba de pura alegría, eso lo que me gustaba de el, era muy alegre, ni bien te miraba, se ponía a saltar, llegaba casi hasta el hombro su salto, y eso que era chiquito, era muy lindo verlo saltar, era medio atleta, creo que los perros también llegan a ser buenos atletas, y nose como aprendió a saltar, ni me acuerdo cuando comenzó a saltar, pero era gracioso verlo brinque que brinque, y si te descuidabas, si sus pequeñas patitas le permitían hasta un beso te daba.

Lo que si me acuerdo, fue su primer ladrido, fue tan agudo, que parecía de una perrita, pero daba gracia escucharlo ladrar, ladre que ladre, no habia nadie quien lo calle, en especial a mi primo que vivía en un cuarto alquilado, un cuarto que mi primo lo conservaba mal oliente, interpretando le diría "limpia tu cuarto flaquito mal oliente, báñese!" le ladraba por cochino, pero ni bien se iba mi primo, ahí mismo venia corriendo, saltando de alegría hacia nosotros, era un chiste.

Tenemos una escalera de metal que lleva del segundo al tercer piso, hay un hueco, entre 2 gradas, y justo desde ese hueco se metía, se echaba y esperaba a que yo salga de mi cuarto, pues,  le gustaba ver, ver cuando salí de mi cuarto, me miraba, con sus ojos grandotes, como 2 uva borgoñas, con su nariz chata me olía, con su cola peluda , que la movía, de derecha a izquierda, como un saludo hacia mi.

Algo que nos gusta hacer juntos, era dormir, teníamos nuestros sitio ya establecidos, en la sala, yo lo hacia en el sofá, y el en el sillón, juntos, como dos  hermanos, nos quedábamos secos de sueño, muchos dicen que los perros no duermen  ni sueñan, a este perro si le gustaba dormir y esto estoy seguro que soñaba, varias veces, en invierno me despertaba de madrugada, y veía su cuerpito blanco, peludo, echado en el sillón tiritando de frió, en un sueño muy profundo, que habrá estado soñando?, pero seguro era un sueño agradaba, reconfortando sus fuerzas después de un día de saltar y saltar. Me acercaba despacio, para no despertarlo, suavemente le echa una manta sobre su pequeño cuerpo, y .. zass, ya se había despertado, salia del sofá, y de nuevo, brinque que brinque.

Ese sábado, cuando se puso mal, y se echo sobre el cartón, lo vi así, como si estuviera durmiendo, teniendo un sueño agradable, lo quise pensar así, pero la realidad era otra, la realidad era que estaba sufriendo, que ya no soportaba el dolor, por eso se echo para aguantar un poquito mas, aferrándose a mi brazo, nunca quise soltarlo , le acariciaba sus orejas, su pequeña cabeza, su nariz chata, cerrándole sus ojitos  para que durmiera, hasta que sentí que no se movía, estaba echado, como durmiendo, pensé  que se iba a despertar, para volver a saltar, pero no , ya se había ido, ya había terminado su dolor.

Fue Un amigo pequeño, pero dejo un hueco enorme en mi corazón. Adiós Beetowen, El saltarin.